[Flashbacks]Wolfwalkers
En una época de superstición y magia, en la que los lobos son considerados criaturas malévolas, Robyn, una joven aprendiz de cazadora, llega a Irlanda con su padre para erradicar a la última manada. Sin embargo, se hace amiga de uno de ellos. Una película dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart, con un reparto conformado por Honor Kneafsey, Eva Whittaker, Maria Doyle Kennedy, Sean Bean y Simon McBurney.
El género de la animación en el cine es más conocido por dirigirse a un público infantil con relatos simples para pasar el rato, pero de vez en cuando, hay momentos en dónde un producto, decide no solo dirigirse a un público específico, si no a todos, con ciertas limitaciones, y está cinta es la prueba de ello. Estamos ante una historia que nos habla sobre la tolerancia ante lo desconocido, las desventajas de ser un extranjero, la sumisión por creencias, tantos significados dotados con un elemento mágico incomparable.
Honor Kneafsey da voz a la protagonista, una niña llamada Robyn, que como dice la sinopsis, es una aprendiz a cazador. Aunque no es nuevo poner a un personaje en un mundo que creía conocer y al hacerlo en realidad cambia su perspectiva, este viaje del héroe sigue funcionando, y de una manera tal, que hay un verdadero sentimiento de preocupación por cual será su destino al final del trayecto.
Eva Whittaker es Mebh, una niña salvaje que tiene la capacidad de interactuar con los lobos y transformarse en uno de ellos. Este personaje tiene como proposito abrirle los ojos a Robyn para que pueda saber cómo son las cosas más allá de la superstición, que tiene un actuar completamente justificado, y que transmite cierto grado de inocencia que puede llegar a ser peligrosa para su alrededor, pero que no por esta razón deja de ser una co-protagonista con la que se puede empatizar.
Maria Doyle Kennedy es Mol, la madre de Medh, y Sean Bean es Bill, el padre de Robyn. Puede que uno salga más tiempo que otro en pantalla, pero no solo cumplen con dar desarrollo a la personalidad de sus hijas como los personajes centrales de la historia, si no que son de los que más se les puede conseguir matices, son personas que actúan con tal de sobrevivir un día más a las desgracias de este mundo.
Simon McBurney es Oliver, el Lord Protector de la aldea en la que viven Robyn y Bill. Si bien es cierto que estamos ante un antagonista caricaturesco del cual no conocemos las motivaciones para hacer lo que hace, de igual manera funciona porque su personaje es el simbolismo de como aveces, la fe ciega hace que el ser humano adquiera cierta megalomania.
Este largometraje tiene todos sus puntos fortalecidos, y los aspectos técnicos no son la excepción, la animación, el ser de un estilo que parece dibujada y pintada a mano, acompaña perfectamente a la ambientación de una tierra antigua llena de fantasías, con una banda sonora y canciones que terminan por envolver este relato en un manto de magia ancestral.
Me atrevo a decir que Wolfwalkers, con su historia, personajes, y apartado técnico de primera, no solo es una de las mejores películas de animación que jamás se hayan hecho, si no que es una de las mejores cintas que merece la pena ver, por cómo está hecha, y por ese mensaje de armonía que intenta compartir.
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